Es uno de los principales problemas silenciosos que sufre una gran parte de la población afectando directamente al ahorro energético y lo más importante a su propia salud.  Una gran cantidad de viviendas antiguas sufren este problema por la deficiente impermeabilización de la estructura en el terreno.

Los principales indicativos que demuestran que nuestro hogar mantiene un nivel alto de humedad en el interior son:

• En invierno se empañan con facilidad los cristales provocando un alto contenido de agua acumulado.
• A pesar de tener la calefacción la sensación de entumecimiento principalmente en los pies no desaparece o el calor sofocante en verano.
• Ambiente cargado en general y malos olores.
• Manchas y descorches de pintura en paredes que señalan los puntos donde mayor concentración de humedad existe y es la forma de manifestarse para salir al exterior.
• Cuando un hogar tiene problema de humedades es difícil crear un ambiente agradable tanto en invierno como en verano aunque dispongamos de calefacción y aire acondicionado. Un alto nivel de humedad provoca una sensación de calor más agobiante y con la llegada del frío entumecimiento y una mayor sensación de frío.

La mejor solución sería acabar con el foco de humedad, es decir lo que la genera aunque la mayoría de las veces resulta casi imposible ya que es provocada por la falta de aislamiento de la estructura con el propio terreno donde se asienta la vivienda  (canalizaciones de agua generales antiguas en mal estado, terreno húmedo por causas naturales, etc...)